18 oct 2015

Miedo


La verdad no sé si voy a publicar esto. Es tan personal que roza lo instrusivo, pero bueno, ya veré.

A mí me han criado en el miedo. Me criaron para tener miedo de todo. Siempre. A continuación voy a contaros cuáles son mis mayores miedos actualmente. Miedos salidos directamente de mi corazón. Es posible que, cuando acabéis de leerlos penséis que estoy loca, pero ese es un riesgo que estoy dispuesta a asumir. (Aunque me dé miedo)

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Tengo miedo a dar mi opinión y que esta no guste a los demás.

Miedo a no caer bien.

Miedo a estar sola.

Siempre me ha dado miedo destacar demasiado por no ser el centro de las críticas, pero también me ha dado miedo pasar desapercibida y ser mediocre.

Me da miedo decepcionar a los demás pero más miedo me da que se ilusionen conmigo.

Me da miedo no conseguir acabar mi carrera pero también me da miedo acabarla porque no sabré qué hacer a continuación.

Me da miedo luchar por ser actriz. ¿Y si nunca me cogen en ningún casting? ¿Y si sí lo hacen, pero descubren lo malísima que soy y se arrepienten?.

Me da miedo no ser buena en nada, no conseguir nada transcendente ni importante en mi vida.

Me da miedo morir sintiendo que no he vivido en absoluto.

Me aterra no ser capaz de amar a alguien en toda mi vida, pero más me aterra amar y que me hagan daño.

Me da miedo demostrarle a alguien que me importa y que este me rechace.

Me da aún más miedo que no me rechace, que empecemos a salir y me deje.

Vivo con el constante miedo a que alguien se acerque tanto a mí, que acabe conociendo todos mis defectos y me abandone.

Temo que llegue el día en el que no ser capaz de sentir nada.

TEMO SER UNA MALA PERSONA.

Temo volverme loca.

Temo haber heredado lo peor de mi familia.

Tengo miedo de fumar, beber o drogarme por si me engancho y no soy capaz de parar.

Tengo miedo de perder la confianza de mis hermanas.

Tengo miedo de cuidar de mis sobrinos y de cualquier niño, y ya de tener hijos ni te cuento, porque ¿Y si les pasa algo? ¿Y si soy cruel con ellos? ¿Y si acabo repitiendo con ellos los mismos errores que cometieron conmigo y con mis hermanas?.

Temo no ser buena para hacer nada.

Tengo miedo ser tan tímida que me cierre a mí misma muchísimas puertas.

Tengo miedo de que mi vida pase entre ensoñaciones y fantasías.

Tengo miedo de no parecerle hermosa a nadie nunca, y tengo miedo de no sentirme hermosa yo misma.

Tengo miedo de perder lo que tengo pero también temo vivir siempre igual.

Temo no encontrar trabajo pero temo más encontrarlo y que me despidan.

Pero, sobre todas las cosas, temo tener miedo y que este miedo me paralice y no me deje avanzar.




Con mucho miedo a las reacciones de este post,

Macarena Navarro

20 jul 2015

Blog #1

Hoy casi hago algo que me ha sorprendido. He estado a punto de fingir que me lo estaba pasando super bien delante de una cámara cuando la verdad es que esta noche no ha sido nada buena. Ha sido una mierda. Pero no sé porqué me he sentido obligada a fingir que me lo estaba pasando en grande, ¿Y todo para qué? ¿Para intentar que los demás vean lo feliz que soy y lo que disfruto mi vida?. Me lo he pensado mejor y he cambiado de opinión y menos mal. Yo no soy el tipo de persona que finge tener una vida espectacular, quien me conozca lo sabe. Soy de las que no temen decir  "Sí, hoy está siendo un día de mierda para mí. Mañana será otro día" o "No sé qué hacer con mi vida. Necesito que me ayudes".
Y a veces no se necesita una razón para estar triste o enfadado, solo basta con no levantarse con el pie correcto.

Pero me he dado cuenta de que esto de tener una "imagen cibernética" que cuidar es más corrosivo y triste de lo que me imaginaba.
No nos bastaba con presumir de nuestras vacaciones con nuestra vecina "la Charo", ahora también necesitamos que esa prima nuestra que vive en Madrid y se las dá de marquesona vea por facebook que nosotros también vivimos muy bien y sin tantos humos como ella. Y necesitamos que todos esos "contactos por compromiso" que aún tenemos y que sabemos que son una panda de envidiosos y cotillas vean nuestras fotos en biquini en Tarifa. SOMOS ASÍ.
Pero yo me niego a ser así. Lo siento. Si quieren espectaculo y vidas de ensueño, vayan a otro sitio, que yo estoy muy ocupada pasándomelo todo lo bien que mi compañía y mi humor premenstrual me lo permiten. Buenas noches

6 oct 2013

La estraña familia #2 - De cómo fue el viaje hasta allí y primeras impresiones



            Y tal cómo prometió mi madre la noche anterior, ahí estaba yo. A las siete y media de la mañana en la estación de tren, con ella y todas nuestras pertenencias resumidas en tres maletas. Algo muy práctico de mudarse mucho es que las cosas materiales se vuelven efímeras. No te sientes pegado a ningún objeto, porque sabes que no te lo podrás llevar a todos lados. Como aquella vez que tuve un perrito y tuve que dejarlo con una vecina en una de nuestras “mudanzas expréss”. Fue tal tristeza la que sentí, que ya no volví a pensar en tener mascota.

                 El tren nos dejó en Sacramento hacia la hora de comer. Allí esperamos a que viniera a recogernos el que, según mi tío era su mayordomo y "su hombre de más confianza". No puedo decir que aquél hombre fuera amable... ni tampoco desagradable. En realidad, no puedo decir nada de él porque no intercambiamos ni una sola palabra en todo el trayecto. Al principio, mi madre y yo pensamos que era tímido o que mi tío le había prohibido hablar con los invitados, pero tras varios intentos desesperados de mi madre de entablar una conversación con él, desistimos. Así y todo, supimos que se llamaba "Bell", por la plaquita metálica que se distinguía vagamente de su viejo y sucio uniforme. Era un tipo alto, nada musculoso e incluso bastante pálido. Mi madre pensó que debía estar enfermo y le ofreció uno de sus famosos tratamientos de belleza, pero nada en su modo de moverse hacía pensar que aquél individuo pudiera estar enfermo. De hecho, nos sorprendimos de su rapidez metiendo las maletas en el maletero del coche. "Demasiado rápido para tener tan poca chicha", según mi madre. 

     ¿Conocéis esa sensación de culpabilidad cuando os dais cuenta de que sacasteis falsas conclusiones sobre algo sin siquiera conocerlo, y ahora que lo conocéis no era tan malo como pensabais? Bueno, pues cuando llegué a Forest City, sentí EXACTAMENTE LO CONTRARIO. Nunca suelo regodearme cuando tengo razón, pero esta vez no pude ocultarle a mi madre mi pequeña sonrisa de satisfacción. 

        Sonrisa que se me borró de la cara al llegar a la alambrada de la casa del tío Caesar y familia. Estoy segura de que cualquier crítico de arte hubiera dicho que aquello era una obra de arte en su máxima potencia, y no es que yo considerase aquella casa una abominación, pero no pude frenar aquél escalofrío que me recorrió todo el cuerpo desde la nuca hasta los dedos de los pies. La casa en sí era una mezcla bastante opuesta entre el lujo y la sofisticación más pedantes, y una profunda dejadez.

     Parecía una finca bastante antigua. Todo se veía en ruinas, inutilizado durante, al menos, veinte años. El jardín, de enorme extensión, tenía desgastadas estatuas de mármol, fuentes y una colección de arbustos de toda clase de tamaños y formas. Pero lo que más me llamó la atención fueron una serie de estatuas de piedra sin orden aparente y muy juntas entre sí. Mi madre supo en seguida de lo que se trataba y murmuró "cementerio privado". Uff, esta gente estaba más loca de lo que yo pensaba... ¿A quién se le ocurre comprar una casa con un cementerio "familiar" como parte del jardín?. Todos locos.

    Cuando aparté mi mirada de aquél desagradable lugar, la vi. La casa principal, bueno decir casa era como llamar "gatito" a un tigre de bengala. Aquella mansión era todo un despropósito para el sentido común. De repente, el enorme jardín se había quedado pequeño ante las colosales proporciones de aquella mansión. "-¿si solo son cuatro personas más el servicio, qué harán con el resto de las habitaciones?"
"-La pregunta no es esa, mamá. La pregunta es ¿Habrán siquiera llegado a entrar en todas las habitaciones?"
"-¡Qué gente más extravagante y despilfarradora!"
"-¿Incluso el tío Caesar?"
"-Mi hermano sobre todo. Siempre lo ha sido, simplemente que con tanto dinero la cosa se le ha ido de las manos." Estuvimos criticando todos las extravagancias del lugar hasta que el coche se detuvo y "Bell" nos indicó que debíamos salir del coche.

   De repente me pareció estar dentro de una película de miedo. La palidez extrema de "Bell" no era nada comparada con los seis rostros que me miraban fijamente, algunos forzando una sonrisa, otros con un visible desinterés y otros hasta con desdén.
   La potente voz del que supuse, era mi tío Caesar, me devolvió a la realidad de repente:
"¡¡Bienvenidas!!"














21 sept 2013

La extraña familia #1 Prólogo - De cómo llegué a "Forest City"



          Mi nombre es Alma, nací en Ohio en 1990. Mi madre me contó que cuando yo era pequeña, vivíamos en una gran urbanización cerca de un río. Yo de eso no me acuerdo mucho. Hoy en día solo recuerdo la rapidez con la que mi madre y yo cambiábamos de casa, de barrio, de pueblo e incluso de estado. Creo que he recorrido cada palmo del estado de Ohio junto a mi madre, lo que no sé si es algo bueno, por haber viajado más que la mayoría de adolescentes, o malo, por haber perdido casi completamente lo que algunos llaman el “sentimiento de pertenencia”.
         El caso es que nunca en mi vida me he sentido completamente unida a ningún lugar, ni a ninguna persona que no fuera mi madre. Con mi madre siempre me he sentido conectada, como unida por algún hilo transparente que no nos deja alejarnos la una de la otra durante demasiado tiempo. Creo que se debe a que yo era la única que estaba realmente con ella cuando mi padre nos abandonó. Hemos pasado tanto juntas, tantas mudanzas, tantas lágrimas, y hemos tenido tantas sueños que a veces se han hecho realidad, que no creo que vaya a haber nadie en este mundo con la que tenga tal confianza. 

        Pero será mejor que vaya al “Quid de la cuestión”: Hace aproximadamente tres meses, mi madre y yo estábamos por mudarnos a la casa veintitrés (la mudanza número cuatro de ese año), cuando mi madre recibió la llamada de mi padre. Según mi madre me explicó más tarde, mi padre se había propuesto dejarla sin un centavo, por lo que la había denunciado por incumplimiento de los regímenes de visita a su hija, es decir, yo. Algo bastante irónico teniendo en cuenta que me abandonó cuando yo tenía siete años y nunca, hasta ese momento había mostrado interés en saber de la hija que había tenido diecisiete años atrás. Ni siquiera cuando vivía con mi madre y conmigo tuvo interés en ser mi padre, así que todo ese rollo tenía pinta de ser mentira. El caso es que, al parecer la denuncia había llegado hasta un juez, que había optado por cancelar todas las tarjetas de crédito de mi madre y a congelar ambas cuentas. Así, sin dinero para el alquiler y sin posibilidad de sobrevivir, mi madre recurrió a la única persona que podría ayudarla. Decidió llamar a la última persona en la que cualquier persona en su sano juicio confiaría: su hermano, mi tío Caesar, para pedirle ayuda.

         Mi tío Caesar es el hermano mayor de mi madre, aunque ella no lo ha visto mucho desde que éste se mudó a California con su mujer, veinte años atrás. Según mi madre, había hecho una gran fortuna al comprar una propiedad que, después de explorarla, resulta que tenía un pozo de petróleo. Según se decía, era el hombre más rico de la región, por lo que, celoso de que le arrebataran su fortuna, decidió mudarse a un pueblo con menos población, y por lo tanto, menos posibles ladrones.

        Cuando terminaron de hablar, mi madre me puso al día sobre mi tío. Ahora mi tío y su odiosa mujer, Seraphine vivían con sus dos hijos: Augustus, de veinte años y Juliet, de mi edad, en una lujosa mansión situada en las afueras de un pueblo llamado “Forest City”. Lo primero que pensé fue: “¡Qué típico!, Dios los crea y los ricos se van a pueblos a vivir. Cuéntame algo nuevo”, pero mi madre tenía demasiados problemas como para escuchar cómo me quejo del capitalismo y la alta burguesía. Así que, seguí dedicándoles amables comentarios en mi mente. Mientras, mi madre continuaba: “Así que, después de hablar con tu tío, y de recordarle cómo le ayudé a pagar la casa que lo hizo rico, ha accedido a ayudarme mientras nuestra situación mejora. Esa es la buena noticia. La mala es que, como no tenemos ningún lugar dónde quedarnos mientras él lo arregla, vamos a tener que mudarnos con ellos durante una temporada. Así que, no hace falta que deshagas el equipaje. Mañana cogemos el primer tren de la mañana, rumbo a California.”. “WHAAAT?, ARE YOU FUCK*NG KIDDING ME??”...

La extraña familia #0 - Nota del autor

     
          Esta historia nace, como todas las historias que revolotean en mi mente, de un sueño. Esta vez, he decidido dejar de subestimar estas profundas y complejas historias y dedicarles el tiempo y el espacio que precisan para ser leídas y comprendidas en su totalidad. No soy muy fan de la constancia a la hora de escribir. Más pronto que tarde me aburro de escribir en una hoja el principio de una historia que, solo un momento más tarde, ya estará completamente terminada en mi cabeza.
      Se diría que soy muy impaciente por saber el final. No voy a cometer ese fallo esta vez. Esta vez la historia que voy a comenzar no tiene un final predefinido, solo tiene principio, por lo que el final dependerá de mi humor ese día (espero que no dentro de poco tiempo). Así que, sin más os voy a presentar la historia surgida de mi mente.

     En primer lugar, me veo en la obligación de escribir ésto:
El relato que se va a presentar a continuación no tiene ninguna base real. Ninguno de los personajes aquí expuestos están basados en una persona real. Cualquier similitud que pueda haber con la realidad es pura coincidencia.






Esperando que al lector le agrade, 
la autora, M.N.

5 ago 2013

Mi vida en sueños: I Impotencia



  Esta noche soñé que me moría. No inmediatamente, sino de una de estas enfermedades terminales lentas e incurables. Soñé que me daban un año de vida, uno y medio como mucho y que, como complemento a esta terrible noticia, los síntomas se manifestaban inmediatamente. Me sentía débil, torpe y lenta, sin capacidad de hacer nada. ¿Lo peor del sueño?, tuve que contárselo a mí familia y verles despedirse de mi, sollozar incluso por mí (sueño largo, ¿eh?). Soñé con mis hermanas, todas ellas tan mayores, que parecían niñas asustadas intentando consolarme y consolarse. Soñé con mi sobrino preguntándome "Tita, ¿Vas a morirte?" y conmigo intentando explicárselo de la manera más dulce posible. Y con todos igual. ¿Amigos?, con amigos no soñé, no sé por qué, quizás no estoy segura de que alguien que no fuera mi familia realmente fuera a sufrir por mí si me pasara algo así (supongo que ésto se debe a ciertas secuelas emocionales que acarreo).

   La cuestión de todo ésto es que este sueño encendió una bombillita en mí. Me hizo darme cuenta de lo efímeros que somos en el mundo y de qué manera dependemos de los demás y ellos de nosotros.
   Lo más chocante de todo el sueño fue, sin duda, cuando me enteré yo: Estaba en el hospital tan tranquila. No me preguntéis por qué estaba allí, que ya no me acuerdo (parecía tener todo el sentido cuando lo soñaba). Me dí cuenta de lo poco que había hecho en mi vida realmente, muy poco, comparado con alguna gente. Y que de repente TODO se iba a acabar para mí. La angustia que sentí no es descriptible con palabras (Muchas veces tengo sueños y pesadillas, pero solo en tres ocasiones me había pasado lo de amanecer llorando). Sentí unas terribles ganas de decir dentro del sueño "¡¡Eh, un poco más de tiempo, por favor!!", que no sé si lo dije, pero con pensarlo es suficiente en un sueño, ¿No?.
   También me dí cuenta de todo lo que una persona puede ser querida (Lo que debería ser agradable, sentirse querida y eso, fue todo lo contrario). La verdad no sé de dónde saqué esas imágenes de todos llorando, pero solo verlos me rompió el corazón (Con historias así, debería ser directora de cine) Y de repente, mientras lo veía (no era una sola escena, eran recuerdos pasando muy rápido), se me vino una frase a la mente: 
"Todo somos responsables de la gente que nos quiere y no solo de nosotros mismos"
 Lo que vendría a significar que tenemos que cuidar a la gente que nos quiere, porque ningún amor es eterno si no es alimentado.

  Ahora estoy sentada en mi colchón, con 4 horas de sueño, cuaderno y boli en mano escribiendo ésto entre lágrimas.
No era mi intención sonar cursi, pero este sueño ha sido como un puñetazo en la cara y un "¡reacciona gilipollas!", que confieso necesitaba. Porque cuando lees esas chorradas de "Carpe Diem", y "Tempus fugit", piensas "¿Hola?, Tengo 13 put** años, ¿Qué quieres que haga para vivir al límite, tomar LSD?." Pero ahora piensas " ¡¿Qué coñ*?!, Si voy a hacer algo por mí, será mejor hacerlo YA" (Y vas y te apuntas a un gimnasio... Just kidding xD). 

   En fin, no trato de alentaros a seguir vuestros sueños (vosotros allá), ni tampoco es plan de meteros miedo en el cuerpo con el tema de la muerte. Éstas son solo cosas que sueño, siento y escribo (en ese orden). Desde este estúpido cuaderno, me despido de todos vosotros.

Hasta que nos volvamos a ver, habitantes de Lalala,
Chao  



22 feb 2013

Cómo ser una buena patriótica



Música ambiental recomendada: Patrick Ball - Celtic Harp



"Mirar hacia atrás me hace darme cuenta de lo pequeños y evanescentes que somos en el mundo. Nuestra existencia es solo un suspiro en la historia, aunque está en nosotros la decisión de ser algo más."

 Hoy en día nos sentimos tan alejados de nuestra propia historia que no nos paramos a pensar en que estamos pisando el mismo suelo que han pisado millones de personas antes que nosotros; y que la música que nos llega desde la Edad Media podría haber sido la "Lady Gaga" de la época; o en que dentro de una cantidad determinada de tiempo seremos nosotros los estudiados y la nuestra será la "música clásica". El hecho de pensar en nuestra propia insignificancia puede  producirnos cierto vértigo, pero también (al menos a mí) me llena de un profundo orgullo el hecho de haber nacido en una tierra inmensamente rica en historia (aunque solo sea en eso). 

  Ésto puede ser más un sentimiento de pertenencia a una comunidad que otra cosa, es decir, nos sentimos orgullosos de nuestra historia porque nos sentimos conectados con el resto de individuos que forman parte de ella, formando un "todo". Es extraño hasta qué punto llega la necesidad del ser humano de ser aceptado en sociedad, hasta tal punto de que sea capaz de tomar como suya una religión o una cultura que le es ajena. Aunque supongo que también puede deberse al gusto de cada uno, por ejemplo: yo elegí estudiar la lengua y la cultura inglesas porque me siento más "yo" cuando escucho música celta (ver música ambiental recomendada). Creo que la identidad del individuo la forma única y exclusivamente el propio individuo. Ya que hoy en día no se juzga a nadie por la historia de su tierra (si fuera así ningún español se atrevería a pisar Sudamérica), parecería totalmente carente de sentido hacerle lo propio a alguien por no ser suficientemente "patriótico" o por tener gustos que no reflejan su identidad como español. A pesar de eso, nos empeñamos en etiquetarlos de "vendidos" y quedarnos tan anchos, sin siquiera preguntarle qué le ha dado esa cultura o religión extranjera que necesitara y que (en este caso) la española no le podía dar. 

Por poner un ejemplo práctico, yo soy española (Sí, ¡que sorpresa!), pero me repugna la tauromaquia, soy agnóstica, no sé bailar sevillanas y no me gusta (en general) el cine español. ¿Soy por todo ésto menos española?. La respuesta es NO. Yo me siento tan o más española que los que van a los toros, apuntan a sus niñas a clases de sevillana y no se pierden ni una sola procesión de Semana Santa. Aunque en mi Mp3 haya fundamentalmente música en inglés; aunque cada día respire inglés, beba inglés y coma inglés (a veces pienso que me va a salir el inglés por los poros), yo soy primero y antes que nada, CIUDADANA ESPAÑOLA (hasta que Cataluña se independice y tenga que sacarme un pasaporte para poder entrar en mi país, pero eso es otra historia...).

Para concluir, dejaré esta reflexión en el aire: ¿Os gustan cosas que no son característicamente españolas?, ¿Os han tachado de "vendidos" por ello?. Si queréis compartir vuestra opinión al respecto, COMENTAD, no seáis tímidos. 

Un saludo muy  fuerte, 
Maca  Navarro.